Estado Contemporáneo de la Lecto-escritura.
Estado Contemporáneo de la Lectoescritura
Báez
Valencia Maribel.
INTRODUCCIÓN
El
presente trabajo analiza el desarrollo de la lecto-escritura, precisando dos
fases: la adquisición y el dominio. En la primera fase, presenta los diferentes
niveles conceptuales que desarrolla el niño, desde edades tempranas, en su
intento por comprender el lenguaje escrito. Describe el papel de los gestos, el
garabato, el dibujo y el juego, como las primeras construcciones con
características simbólicas. Las conceptualizaciones del niño sobre el sistema
de escritura corresponden a las hipótesis del nombre, de cantidad, de variedad
y silábica, las cuales evidencian la construcción del conocimiento. Concreta en
la adquisición, la conciencia fonológica, sintáctica y semántica. En la segunda
fase, de dominio, se presentan una serie de procesos (perceptivos, léxicos,
sintácticos, semánticos) y estrategias (metacognitivas, inferenciales, etc.)
que determinan el nivel de literacia o dominio del sistema de escritura. Este
estudio concreta que el desarrollo del lenguaje escrito inicia con la
prehistoria conceptual de los gestos, garabatos, etc., continúa con la
adquisición formal de la lecto-escritura, y finaliza con el dominio para
comprender y producir textos escritos.
DESARROLLO
La
adquisición y el dominio de la lectoescritura se han constituido en bases
conceptuales determinantes para el desarrollo cultural del individuo. En el
desarrollo de la lectoescritura intervienen una serie de procesos psicológicos
como la percepción, la memoria, la cognición, la metacognición, la capacidad
inferencial, y la conciencia, entre otros. En la lectoescritura, la conciencia
del conocimiento psicolingüístico mediante el análisis fonológico, léxico,
sintáctico y semántico, le permite al sujeto operar de manera intencional y
reflexionar sobre los principios del lenguaje escrito.
En
la lectoescritura, la cognición incluye varios procesos psicológicos:
a)
la percepción interpreta el código visual-auditivo y activa esquemas
conceptuales (grupo estructurado de conceptos) que le aportan al sujeto una
comprensión inicial del texto;
b)
la memoria operativa realiza la búsqueda del significado;
c)
la metacognición posibilita que el sujeto sea cada vez más consciente del pro
ceso de adquisición y dominio del conocimiento;
d) la capacidad inferencial permite concluir
ideas y generar expectativas; y
e)
la conciencia garantiza el control consciente sobre las operaciones que se
están llevando a cabo.
El
desarrollo de la lectoescritura implica los siguientes pasos en el proceso de
la conciencia cognitiva: primero, pasar de la no-conciencia de la relación
entre la escritura y el lenguaje hablado; a asociar lo escrito con el lenguaje
oral; y al dominio de los signos escritos referidos directamente a objetos o
entidades. Segundo, pasar del proceso de operaciones conscientes como la
individualización de los fonemas, la representación de estos fonemas en letras,
la síntesis de las letras en la palabra, la organización de las palabras; a la
automatización de estas operaciones; y al dominio del texto escrito y del
lenguaje escrito. El lenguaje escrito es una forma compleja de actividad
analítica, en la cual la tarea fundamental es la toma de conciencia de la construcción
lógica de la idea.
En
el proceso de dominio de la lectoescritura se observa la importancia de
concretar:
a)
el nivel de literacia o dominio del lenguaje escrito;
b)
los niveles de procesamiento de información en la lectura (perceptivos, léxicos,
sintácticos, semánticos, entre otros);
c)
la fase cognitiva, de dominio y de automatización de la lectura;
d)
la búsqueda de significado en la comprensión del texto;
e)
los conocimientos declarativos, procedimentales y condicionales; y
f)
las estrategias cognitivas y las estrategias metacognitivas (conciencia de los
propios procesos cognitivos y regulación de la cognición).
Los
objetivos que han guiado el presente han sido los siguientes:
1. Analizar el desarrollo de la lectoescritura
desde una concepción cognitiva y genética.
2.
Abordar aspectos teóricos e investigativos, sobre las construcciones
conceptuales del niño en el proceso de adquisición y sobre las habilidades
necesarias para alcanzar el dominio de la lectoescritura.
3.
Señalar cuestiones prácticas a partir de los aspectos teóricos e
investigativos.
De
acuerdo con Vygotsky (1995) “El aprendizaje del lenguaje escrito consiste en
apropiarse de un sistema determinado de símbolos y signos cuyo dominio marca un
momento crucial en el desarrollo cultural del niño”, (página 89). Para que el
alumno adquiera un aprendizaje de un lenguaje escrito este debe de apropiarse
de un sistema el cual nos impulsará a la lectoescritura.
A
través del gesto, el garabato y el juego, se va desarrollando la capacidad de
emplear simbolismos; mediante la representación simbólica de cosas en las
actividades lúdicas cotidianas, siendo formas tempranas de representación, se
estructuran las bases cognitivas necesarias para la asimilación del lenguaje
escrito. El niño y la niña se enfrentan inicialmente al lenguaje escrito como
un sistema de signos que rememoran los sonidos de las palabras, y estas últimas
encaminan hacia entidades u objetos, es decir, se analiza el lenguaje escrito
convirtiendo los signos escritos en signos verbales, y de esta forma se
encuentra el significado.
La
lecto-escritura se caracteriza por la utilización de signos auxiliares que
permiten restablecer, en la memoria del sujeto, alguna imagen, concepto o
frase.
La
siguiente fase de escritura nemotécnica indiferenciada (sin sentido),
corresponde a trazos diversos con significado subjetivo para el niño, los
cuales sirven para recordar algo que se intentó registrar. Es el primer eslabón
firme para llegar a la futura escritura, al reproducir todas las frases por
medio de garabatos o líneas que no significan nada. Las marcas recuerdan que
hay una frase para recordar, pero no reseñan lo que dice la frase. La última
fase, necesaria en la adquisición del lenguaje escrito, es convertir ese signo
con significación subjetiva, en un signo cultural cuyo significado sea
objetivo, diferenciado y estable en el tiempo. Este cambio, primero se
evidencia en las características de la producción, en donde las marcas son
diferentes ante palabras de diferente longitud; y se observa una relación entre
el ritmo de la frase pronunciada y el ritmo de la señal escrita, por ejemplo,
al representar una frase corta con líneas cortas. Segundo, se evidencia el
cambio hacia la significación objetiva al surgir la fase pictográfica, apoyada
en el dibujo infantil. Cuando surge la situación de representar algo complejo y
pictográficamente es muy difícil, opta por dibujar otro objeto relacionado o
una marca convencional; esta opción es la base de la escritura simbólica. Al
dominar la idea esencial de la escritura como signo auxiliar, se dan las bases
necesarias para apoyarse en el lenguaje escrito como instrumento en la
adquisición de nuevos conocimientos.
La
investigación de Ferreiro y Teberosky (1988) desarrollada con el objetivo de
establecer en forma más puntual los procesos de apropiación del lenguaje
escrito, precisa el desarrollo psicogenético de la lecto-escritura a nivel
extraescolar, demostrando progresos y procesos en la asimilación de esta.
El
autor cita investigaciones de seguimiento realizadas entre el jardín infantil y
la básica primaria, las cuales demuestran que el desarrollo previo del lenguaje
oral es determinante en el aprendizaje y do minio de la lecto-escritura. Estas
investigaciones entienden el desarrollo del lenguaje como la capacidad de
expresión fonoarticulatoria, de conciencia fonológica (diferencias fonéticas entre
palabras), de conciencia semántica (diferencias entre significados), y de
conciencia sintáctica (ordenamiento en el discurso oral).
Sawyer
(1992, citado en Bravo, 2003) en un estudio de seguimiento de cinco años
precisa el lenguaje en el preescolar como precursor de la lectura temprana. Las
habilidades de lenguaje que señala el autor, relacionadas con el aprendizaje de
la lectura y desarrolladas en el jardín, son: reconocer el fonema o nombre de
la letra, nombrar números, e identificar algunas palabras; y más adelante, la
capacidad para segmentar una oración en palabras, y analizar los componentes
fonéticos.
Compton
(2000, citado en Bravo, 2003) establece procesos predictores de la adquisición
de la lecto-escritura entre el nivel de jardín y el primer año de educación for
mal, al precisar que los niñas y niños con mejores de sempeños en pruebas de
velocidad para nombrar números, conocimiento del nombre y pronunciación de
algunas letras, alcanzan después un aprendizaje óptimo de la lectura. De forma
similar Cardoso-Martins y Pennington, (2004) realizan un estudio sobre la
relación entre la conciencia fonológica y la velocidad para nombrar, durante
dos períodos de desarrollo diferentes: del jardín al grado primero, y del grado
primero al grado segundo. Los resultados son consistentes en afi rmar que la
conciencia fonética y la capacidad para nombrar son habilidades im portantes en
la adquisición temprana de la lecto-escritura.
Un
estudio realizado por Foulin (2005), con el objetivo de establecer en qué
medida el conocimiento del nombre de la letra antes del inicio escolar facilita
el aprendizaje de la lecto-escritura, señala tres componentes importantes en la
adquisición de este aprendizaje: primero, el surgimiento del procesamiento
fonológico de la escritura; segundo, el aprendizaje de la correspondencia
fonema-grafema; y tercero, el desarrollo de habilidades de sensibilidad
fonética.
Por
otra parte, Saracho (2004) propone la instrucción inicial de la lecto-escritura
en contextos naturales. Considera que las prácticas tradicionales de enseñanza
pueden ser reemplazadas por instrucciones basadas en el juego, fomentando el
aumento del dominio sobre la lectoescritura en niños pequeños. Al fomentar este
aprendizaje espontáneamente en las experiencias de juego, se aumenta la
comprensión de los niños sobre la funcionalidad del lenguaje escrito, por
ejemplo, en actividades en las que el juego consiste en simular ir de compras,
o en escribir una receta médica, etc.
Sobre
el contexto externo o social se consideran dos aspectos: primero, la
interacción maestro-alumno durante el aprendizaje de la lectura, al generar
espacios de participación que permitan la práctica de habilidades de lectura, pues
la interacción con el maestro genera una mayor conceptualización sobre el
proceso de lectura; y segundo, la interacción entre pares, creando un ambiente
de intercambio “conceptual” a través de actividades de valor motivacional para
el niño y la niña. Estas actividades entre pares, permiten una
retroalimentación inmediata, en donde la socialización facilita la construcción
del conocimiento (Cazden, 1986; Teberosky, 1986).
Además,
Cazden propone como punto de intersección entre el contexto interno y el contexto
social, la motivación como una característica de la situación, elemento clave
para resultados óptimos en el aprendizaje de la lecto-escritura, al generar
actividades interesantes, con un alto grado de participación de los alumnos y
produciendo una mayor confianza sobre sus ejecuciones y sus capacidades.
Tapia
y Montero (1996) proponen la motivación como un elemento determinante en los
procesos de aprendizaje de la lecto-escritura, al reforzar en el niño y las
niñas las metas del aprendizaje y al centrar la atención en el mejoramiento de
las propias habilidades, las cuales promueven la experiencia de autonomía y
participación, y generan mayor confianza en las ejecuciones.
Los
estudios desarrollados por Chapman y Tunmer (2002, 2003) consideran que el
auto-concepto y la autoeficacia en lectura, son conceptos personales sobre la
ejecución y dominio en esta tarea, y su aparición se desarrolla en respuesta a
las experiencias iniciales en el aprendizaje de la lecto-escritura. Este
auto-concepto puede afectar el proceso de adquisición y posterior dominio, por
esto la necesidad de prestar más atención al desarrollo de habilidades y
estrategias a nivel fonológico, con el objetivo de mejorar su ejecución en la
lectura y modificar las autoconcepciones negativas.
CONCLUSIONES
Los estudios teóricos e
investigativos sobre los procesos de lectoescritura han aportado importantes
consideraciones que aclaran el panorama del proceso, desde su adquisición hasta
su dominio. Los resultados de estos estudios deben conducir a la práctica
educativa a una concientización mayor de las construcciones y dominios
relevantes:
a) enfatizando la prehistoria del proceso;
b) precisando el desarrollo
psicolingüístico y cognitivo alcanzado antes del inicio de la educación formal,
por ejemplo, el desarrollo del lenguaje oral, de la conciencia alfabética y
fonológica, y de los esquemas o estructuras de conocimiento sobre la realidad;
y
c) desarrollando niveles de
conciencia o conceptualización del lenguaje escrito, por ejemplo, la conciencia
semántica y sintáctica.
La curiosidad del niño por
comprender el lenguaje escrito, genera la creación de hipótesis infantiles
sobre cómo funciona este instrumento cultural. Al cuestionarse continuamente
por esta actividad, se hace consciente de los signos escritos, acercándose cada
vez más a su dominio. El contexto influye en el procesamiento del lenguaje
escrito, pues la visión del mundo, la cultura, las inter acciones sociales, la
situación social y escolar, etc., determinan la estructura mental del sujeto, a
la que integra la nueva información. Factores personales, sociales y
ambientales son necesarios conocerlos antes de la estructuración de
procedimientos metodológicos en la instrucción formal. La importancia de
permitir que el niño se apropie de los conocimientos es evidente. Esta
apropiación debe darse en la escuela y en el hogar como un proceso natural e
implícito en todas las actividades cotidianas del niño. Promover la lectura
expresando constantemente la funcionalidad de ésta en la cultura, aumenta la
conciencia del manejo cotidiano del lenguaje escrito. Además, la escuela debe
planear la instrucción con base en el nivel conceptual desarrollado
espontáneamente por el niño y debe llevar a cabo actividades de enseñanza donde
se promueva el autodescubrimiento.
REFERENCIAS
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R NAVEGADOR
GOOGLE ACADEMICO Y DIALNET.
Hola Maribel, me parece muy buena la aportación que realizas. Es interesante comprender todo el proceso que citas y como es que los aprendizajes se van desarrollando a lo largo de dicho proceso. Sin embargo, considero importa citar a Compton (2000) ya que establece
ResponderEliminarprocesos predictivos de la adquisición de la lectoescritura entre el nivel de jardín y el primer año de educación formal, al precisar que los niñas y niños con mejores desempeños en pruebas de velocidad para nombrar números, conocimiento del nombre y pronunciación de algunas letras, alcanzan después un aprendizaje óptimo de la lectura, esto a manera de lo que nos interesa ya que en los grados de intervención se presentan casos que se pueden interpretar de tal manera. De forma similar Cardoso-Martins y Pennington, (2004) realizan un estudio sobre la relación entre la conciencia fonológica y la velocidad para nombrar, durante dos períodos de desarrollo diferentes: del jardín al grado primero, y del grado primero al grado segundo. Los resultados son consistentes en afirmar que la conciencia fonética y la capacidad para nombrar son habilidades importantes en la adquisición temprana de la lectoescritura.
LÓPEZ GARCÍA LUIS ANTONIO. N.L. 20
Considero que tus aportaciones con respecto a la lecto-escritura son acertadas ya que da cuenta del proceso en el que los alumnos van adquiriendo y desarrollando del lenguaje oral y escrito, por lo que me parece adecuado que tomes en cuenta a Ferreiro y Teberosky (1979), cada una de estas etapas refleja una cierta concepción que el niño o niña tiene respecto a lo que es la escritura y a cómo se ejecuta. En este sentido los garabatos, muchas de las rayas que los niños y niñas menores de 6 años hacen imitando la escritura de los adultos, y los dibujos que muchas veces “leen” a los adultos como si fueran texto, corresponderían a etapas de una evolución en la cual los niños y niñas van modificando sus concepciones lingüísticas.
ResponderEliminarPero también es importante que consideres la etapa en que se encuentran los alumnos ya que si se considera a la lecto-escritura como una problemática puede que se confunda como algo momentáneo y característico de la etapa por la que están pasando los alumnos sin embargo se puede profundizar y especificar a que se va a enfocar ya que hay mucha información acerca de los proceso de la lecto-escritura pero ya depende mucho de como se quieran aplicar todos los referentes teóricos, que en tu caso me parecen muy buenos y de gran ayuda para entender lo que implica de manera general la lecto-escritura pero seria mas precios si se especificra a que se esta enfocando la temática.
14. Galicia Flores Margarita
EliminarLas aportaciones de Emilia Ferreiro Discípula de Piaget, para esta autora la lecto-escritura no constituye un conocimiento instrumental, es decir, que no debe ser vista solamente como una herramienta que va a servir para conocer más, por el contrario, los actos de lectura o escritura forman parte de un campo de preguntas y respuestas que los niños van formulándose desde distintos momentos. Como es señalado por esta autora, el niño en nuestras sociedades vive en un mundo alfabetizado en donde los textos de lectura le acompañan de forma cotidiana. La escuela, la calle, el transporte etc. Están llenos de portadores de texto en donde aparecen dibujos y letras. De allí que el niño se hace permanentemente preguntas de la presencia de estos símbolos o íconos que tienen que ver con el texto y se va dando a sí mismo respuestas sobre estos fenómenos y va creando hipótesis.
ResponderEliminarEsto implica concebir que la lengua escrita no es un proceso mecánico de desciframiento o codificación, por el contrario es un objeto al cual según distintos factores el niño lo explica de diferentes maneras pudiendo constatar en la indagación directa una génesis o un desarrollo de la lengua escrita. Según la autora, las causas principales de la reprobación en los niños de primero y segundo de primaria se vinculan con el desconocimiento de los mecanismos de lecto- escritura por parte de los maestros. Lo importante no estaría en el método de enseñanza sino en “los procesos de aprendizaje del sujeto, procesos que tal o cual metodología puede favorecer, estimular o bloquear. Se trata de conocer cómo piensa o cómo explica el niño, ese objeto enigmático que está representado por la lecto-escritura. Desde que el niño adopta como suya la lengua materna y la aplica tiene “un saber lingüístico que utiliza sin saberlo.
NL:27